martes, 27 de julio de 2010

Ballenas Varadas


Juan Ignacio Irigaray . Buenos Aires

El misterio del varamiento y muerte de la ballena franca austral en la Patagonia argentina quita el sueño a los científicos. Desde 2003 en la península de Valdés (a 1450 kilómetros al sur de Buenos Aires) han sido encontrados 366 ejemplares sin vida, a razón de más de medio centenar cada año, pero la cifra ha subido a 81 cetáceos durante 2009.

En Valdés (descubierto por el portugués Fernando de Magallanes navegando al servicio de la corona de España y declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO) hay dos grandes golfos, San José y Nuevo, adonde las ballenas concurren a parir. Se calcula que unas 6.100 pueblan sus aguas todas las temporadas reproductivas, de junio a noviembre.

Los turistas españoles y de todo el planeta que este verano boreal visiten ese maravilloso espectáculo tendrán la oportunidad de colaborar con los científicos.

 


Científicos recogiendo muestras de un ejemplar muerto

Los especialistas del Programa de Monitoreo Sanitario de Ballena Franca Austral necesitan enterarse y llegar enseguida hasta el ejemplar para obtener muestras de tejido antes de que se deteriore y, así, realizar los análisis correspondientes que permitan desvelar la causa del fallecimiento.

"Es importante que nos avisen de inmediato. Uno de los mayores problemas que se nos presenta es la rápida descomposición de los ejemplares muertos, lo que impide la obtención de muestras de buena calidad y en consecuencia, menores oportunidades de realizar diagnósticos del estado de salud de las ballenas", dice la especialista Andrea Chirife.

La mortalidad de ballenas en Valdés es significativa y preocupante

Por ejemplo, de los 81 animales muertos en 2009, sólo en el 20% (12 animales) fue posible realizar una necropsia (examen interior) completa y colectar muestras de alto valor diagnóstico. El resto de los animales se encontraba muy descompuesto al momento del hallazgo, dificultando la observación de cualquier posible evidencia externa de la causa de muerte y de realización de necropsia, informó el Instituto de Conservación de Ballenas (IBC).

Así y todo, de los 79 cadáveres que han sido examinados el año pasado, agregó, ninguno presentaba evidencias externas de causa de muerte. Es decir, que no se visualizaron cicatrices, heridas, y ninguna otra pista sobre el motivo del deceso o acciones humanas.


Posibles hipótesis
Por ahora los científicos sostienen tres hipótesis principales para explicar los picos de mortalidades: disminución en la disponibilidad de alimento, exposición a biotoxinas y enfermedades infecciosas, aunque de momento no fue posible determinar cuál de estas hipótesis es la más probable. Sí se cree que la combinación de dos o incluso los tres factores podría incidir en el fenómeno.

Un ateneo científico convocado por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) y el Centro Nacional Patagónico concluyó que la mortalidad de ballenas en Valdés es significativa y preocupante. Sobre todo, porque el 90% de los decesos son crías de temporada. La población de crías vivas creció un 11% anual entre 2003 y 2009, mientras que la cantidad de crías muertas lo hizo un 25% por año. Ese informe fue presentado al comité científico de la CBI en su reciente 62º reunión llevada a cabo en Marruecos, en junio pasado.

Hasta ahora el mar argentino es un santuario para las 'Moby Dick', que eligen sus aguas como 'maternidad' pues están libres del acecho de los buques balleneros. Sin embargo, la ciencia aún no consigue explicar el enigma de la ola de muertes. Otro mal preocupante son las gaviotas, que quintuplicaron su población a raíz de los basurales a cielo abierto y picotean sin piedad el lomo de las ballenas para alimentarse con su grasa. Casi todos los ballenatos muertos presentaban heridas e inflamación.
El enigma de la ola de muertes